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miércoles, 14 de junio de 2017

Se inicia la temporada de crónicas de un maestro trabajando en la cárcel...

Hoy entraba a clases en la cárcel a las 14:20.



Como dicho recinto me queda "al otro extremo de la ciudad" debo tomar dos "colectivos" diferentes. (lectores de Argentina, mencionarles que en Chile los colectivos son más bien algo tipo taxi, un auto que lleva a un máximo de 4 pasajeros y tiene un recorrido fijo :)

el taxi del pobre, ;(


Uno me deja en el centro. Bajo a comprar lo que será mi almuerzo, por lo general un sándwich de miga con lo que sea.
A tomar el siguiente colectivo, que me acerca a la cárcel.
Se demora unos 10 minutos. Recorro barrios periféricos que nunca antes había explorado. Saco el celu y miro el mapa de la ciudad, ya me oriento mejor. 
Perfecto. 

Bajándome tengo unas dos cuadras para llegar al primer punto de control, aprovecho de responder los últimos mails, mandar los últimos WhatsApps y soy recibido por el gendarme con fusil en mano, casco y traje antibalas. Todo OK, entro.

Unos metros y ya voy apagando mi celular, para qué dejarlo encendido si...

me lo requisan. Durante las 4 a 6 horas que puede durar mi jornada estaré bastante incomunicado, pero todo bien, los celulares están prohibidos en el recinto.

Llego a la llamada "guardia armada". Aquí hay varios funcionarios en una oficina que te toman los datos al ingresar, yo como ya me he aprendido algunos protocolos entrego mi teléfono apagado, el mi carnét de identidad y las gafas -que podrían serme arrebatas y a futuro usadas como un arma.
Dejo los ítems en el mesón, el gendarme los pone en un casillero y me da un número, como antiguamente en los supermercados las guardarropías o como se escriba.

Me pasan una tarjeta que debo colgar a mi cuello donde se lee que voy al "colegio".

Encamino al pasillo donde aún hay oficinas administrativas. 
A mano derecha hay un gendarme junto a una máquina detectora de metales.
Al llegar le paso mi mochila porque debe registrar que no esté ingresando elementos prohibidos.
Mi bendita mochila tiene como 10 bolsillos, se hace algo lenta a veces la revisión, já :) 
Si le dan el Ok a mi mochila me hacen pasar por el arco detector de metales.
Independiente de si mis llaves activen o no, soy revisado con otro sensor manual como en aeropuertos. Todo bien, se abre la primera compuerta de barrotes y veo casi por últimas vez los tenues rayos del sol semi invernal colarse por los ventanales a mi izquierda, mis últimos segundos en el piso "nivel tierra".

Ahora desciendo bastante por escaleras con sus gomas anti resbalar.

Luego a mi derecha un pasillo largo, aquí se ve donde revisan exhaustivamente a quienes visitan internos. Por cierto, este extenso pasillo está divido por rejas metálicas, yo voy, naturalmente en el lado de accesos. Es helado aquí, nada calefacciona y voy en una especie de búnker de concreto. A  los lados del camino hay unas canaletas con agua, y quien sabe, de repente hace más fácil limpiar...

Llego a otra reja de barrotes donde no hay guardia. Presiono un botón y se me abre la compuerta (otras veces me ven por la cámara de muchas y me abren antes que llegue).
Entro y suelto la compuerta metálica, se cierra de golpe y con un ruido como en las películas...



La recta final, pienso.

Una escalera de subida. Llego a una garita con siglas que aún no aprendo qué significan. 
Otra compuerta de barrotes, que suele estar abierta y da al sector de visitas. Saludo a los gendarmes y a mi derecha las mangeras y equipos de seguridad para eventos y emergencias. Todo se ve limpio, nuevo y ordenado hasta ahora, de hecho entiendo que esta es una cárcel nueva y no registra hacinamientos.

Saliendo de ese pasillo tomo a la derecha y hay una compuerta esta vez entera de metal y pequeñas ventanillas.
Al otro lado un punto de varios gendarmes guardia armados. Abren, saludan con cierta marcialidad, y accede uno a los amplios pasillos de lo que es la cárcel en sí...

A mi derecha está la parte administrativa del colegio. Ahí es donde llego, firmo el libro de asistencia y preparo lo que será mi día. 

Hoy preparé una guía y aprendí a usar la impresora desde otra oficina y sacar fotocopias já.


Y hoy jugaba Chile!!!


A las 15:00 hrs local. Mi primera clase comenzaba a las 16:00. Mis colegas en la sala de profesores me advertían que cuando clases coincidían con partidos "de la roja" la asistencia era bajísima porque muchos internos se quedaban en sus celdas mirándolos.
Llegó mi hora y volví a la zona de gendarmes que divide el largo pasillo.
Recorrer casi una cuadra de un alto pasillo donde tienes a los lados talleres y dependencias y arriba los "módulos de los internos donde desde altas diminutas ventanas de barrotes, cual colmena, se asoman a veces a saludar a l@s "profes" o bien dejan sus sandalias a secar y ropa también, más al interior.

Llego al punto donde hay más gendarmes de guardia que custodian las salas de clases -que no son más de 5.
Hay también una oficina de nuestra coordinadora directa y un baño pequeño sin puerta para los internos.

Mi primera clase a las 16:00 es con un curso que ha sido agradable. Se me informa que tendré clases en la sala de informática. Justo hay un sendo televisor encendido, minuto cincuenta del partido.
Adentro está un alumno de pie y dos profesores. 
Luego llegan 2 internos más para mi clase. Todos vemos un poco del partido y toca el timbre. Mi jefa entra a la sala para recordarnos que la clase comenzó así que deben salir todos los que no sean alumnos y apagar la tv para que yo pueda hacer mi clase.
Frente a mí hay sólo 3 alumnos y el colega de bigotes que sigue sentado frente a un compu mientras en el fondo veía el partido en el tv, se muestra reticente a abandonar la sala y los alumnos comienzan "profe déjennos ver el partido por fa".
Se dan cuenta que me encuentro en una encrucijada: accedo a algo tan "inofensivo" como es a que vean un partido de fútbol" pero comprometo un poco mi imagen el profe no hizo clases para que vean el partido? o me la juego por una situación en que todos ganemos...

Les explico que no puedo llegar y encender porque ]"aquí soy nuevo" y ellos entienden de inmediato.
Mi colega, mayor que yo, irrumpe por cierto y me recuerda que durante mi clase yo mando y decido qué hacer. 
Le recuerdo que hay jefes que no les molesta que se vea un partido (amistoso!) pero hay otros jefes que no les parece. Los internos asentían con la cabeza, el colega retrucó:
Pero esto es igual que si yo informo que veremos un documental sobre naturaleza durante la clase.
"Mira, yo igual quiero ver el partido, si fuera por mí ya lo estaríamos viendo, pero no sé qué onda aquí y no quiero problemas. De todos propondré que me dejen volver a encender el tv y dejarlo sin volumen para que esté de fondo mientras ustedes trabajan. Todos de acuerdo y el colega igual asintió algo resignado.

Llegó la jefa -mientras lo de arriba ocurría el otro profe, encargado de la sala de computación, había ido a buscarla para que ayude a resolver la cuestión.
Creo que antes de entrar ya sabía que nos autorizaría, entendió perfectamente la situación y quizá en sabia "compensación" para aquellos que decidieron dejar de ver el partido en su celda (les permiten TVs) para bajar a clases, accedió sin problemas.

Al rato ya éran unos 7 internos, el colega sentado, el encargado del lab, un asistente y algunos gendarmes que por turnos venían a informarse del partido...

Y Chile perdió con Rumania.

Tras eso teníamos aún una media hora de clases. Para mi sorpresa los alumnos trabajaron a conciencia, hacían consultas, avanzaban y se esforzaron. Quizá en cierta forma quisieron devolver el favor.
Después de esa clase tuve otra con un nivel más antiguo de alumnos donde conocí al interno mayor de todo el complejo penitenciario. 76 años.

Mañana tengo otra clase en el pabellón de mujeres. Que es diferente al masculino, pero creo más narraciones de lo que es la experiencia de enseñanza en contexto de encierro da para muuchos posts más.

En el próximo actualizaré noticias. 

¿Podemos juzgar a alguien por decisiones pasadas?




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